Sonó
el celular cuando faltaban 15 minutos para ser las 7 de la mañana. Era
Alexander. Miro el teléfono pensando si contestar. Él es mi amigo, mi socio,
como un hermano. Tiene 22 años, 2 años menos que yo, alto; de unos 2 metros, de
dientes pequeños, blanco y algo pasado de peso (su cara se me hace similar a la
del baúl de La Pandilla de los 7). Estamos juntos pero no revueltos, andamos
siempre en la misma jugada, ganando con ventas de prendas, cosméticos, drogas, zapatos,
lo que salga para vender. Aunque yo prefiero los negocios legales, a veces la
necesidad aprieta y tengo una carrera que costear, y desde que vivimos sin papá
he tenido que aportar para los gastos de la casa. En eso; repicó unas dos veces
más, contesté con voz ronca, la llamada me había despertado.
-aló.
-¿Dónde estás?
-En mi casa.-
-Háblame, mano. Voy con 4
mujeres y un pana pa’ allá.
-Dale, llégate- dije sin
ánimos.
Me
levanté de inmediato. Me coloqué las cholas y agarré el paño. Entré al baño y
me duché. Pasaron aproximadamente unos 15 minutos cuando escucho el timbre de
la casa, habían llegado. Salgo del baño en paños, le lanzo la llave hacia la
reja y le indico que la llave azul era la que abría la reja principal. Estaban
bebidos, quizás drogados. Pasaron en fila. Alexander, Detrás venía “Vaca” un
joven como de 24 años, blanco leche, corpulento (seguro que debe hacer pesas
constantemente), de buen aspecto,
dientes firmes, cabello negro liso, algo lento para expresarse, a veces tiende
a gaguear. Seguido pasaron dos mujeres abrazadas, cantando, con algarabía;
ellas eran Andreina y Carla. Andreina y Carla son hermanas y lucen de aspecto
físico muy similar, Buen trasero, buenas tetas, de contextura gruesa, digamos
“rellenitas”. Más atrás Angélica; mujer afro descendiente, delgada, con la cara
estropeada de cicatrices, con una barriga de 5 meses, con expresión apática,
parecía estar aburrida. Por último,
Francelys; morena, con cara de muñeca, lindos dientes, casi sin busto, de
trasero enorme, y muy bello por cierto, de piel lisa, pero eso es parte de otra
historia. Lo cierto es que de seguro fue un flechazo a primera vista. A todos,
menos Alexander, los estaba conociendo por primera vez.
En
paños, esperaba en la sala a que pasaran, ya que para llegar hasta mi cuarto
tenía que pasar por la misma. Entraron y de manera repentina Andreina y Carla
se me lanzaron encima y me arrancaron la toalla dejándome en ropa interior
definitivamente estaban drogadas, pensé. Francelys bastante extrovertida se les
unió al juego lográndome quitar lo único que protegía mi desnudez. Como a mi
también me gusta jugar, pues me les uní y agarré a Francelys tratando de
desvestirla, pero eran 3 mujeres contra mí, tenían ventaja. Solo logré que me
sometieran, por suerte el machismo se ha quedado en el siglo XX, de no ser así
estaría saliendo en todos los diarios por tal levantamiento femenino. Dejamos de
tontear y los pasé al salón. Fui a mi cuarto a vestirme. Me coloqué unos
pantalones blancos, y me quedé sin camisa.
El
reloj marcaba las 7 con 12 minutos cuando recibo una llamada de mi mamá,
contesto con un “aló” mientras voy corriendo hacia la terraza para alejarme del
ruido de mis “invitados”. Sin dejar terminar la palabra que le estoy diciendo
me suelta como una ametralladora tantas palabras que me aturde. Y vuelvo a
repetir, “aló”. Entonces ella ahora si con mejor dicción pero igualmente tan
alterada como para seguir aturdiéndome dijo:
-¿¡Por qué ese montón de
gente va para mi casa!?, se ve que están tomados y una muchacha estaba afuera
del carro por la ventana. Iba gritando y bailando.
-me vienen a buscar porque
vamos a la playa- Le digo rápido esa mentira pasa sacarme del regaño. Pero ella
no se lo traga e insiste en hablarme de como vivo mi vida. Y dice:
-No se, ¿por qué quieres
vivir tu vida así?, destruyéndote.
-¡Ay mamá, por favor!- digo
y me tranca el teléfono cuando veo hacia abajo, a la entrada del salón Carla y
Andreina mostrándome los senos, riendo y bailando al ritmo de la música.
Francelys montada en un mueble que hace centro en el salón bailando, bajándose
los pantalones y poniéndose de cuclillas. Era un espectáculo, yo no podría
creérmelo, y apenas comenzaba el día.
Bajo las escaleras de la terraza y paso al salón. Y de verdad
que está todo hecho un caos, hace 5 segundos estaban mostrando sus rosados
pezones y ahora Carla camina por encima de todos los muebles, Andreina tomando
los adornos, jugaban con todo. Se creían reinas, modelaban y yo observaba
desconcertado. Alexander les pedía tranquilidad. Yo un poco obstinado por el
desorden voy a mi cuarto a buscar un poco de marihuana. Salgo y me siento a ver
el desastre mientras me armo un porro cuando de pronto cayó un florero de
cristal. Era de forma cilíndrica de unos 10 cm de radio, transparente.
Enfurecido continúo armando, y se me acerca Francelys y me dice:
-¿Dónde está la escoba y la
pala?
-Tranquila deja eso así.- Le
respondí seco, tajante.
-Yo lo limpio, dime ¿Dónde
están?- Insistía
-De verdad, Yo lo hago.
-¿Estás molesto?- me
preguntó con una voz de niña y me jugué la primera carta y le pregunté:
-¿En serio me quieres
ayudar?
-Sí.
-Bésame.
El
tiempo de reacción fue casi instantáneo, apenas terminé de decir bésame tenía
su lengua dentro de mi boca. Un estallido de caramelos crujientes, brincones y
efervescentes pasaron por mi lengua. Me dediqué a besarla 10 minutos en uno
solo. Me levanté, me fui a buscar la escoba y la pala. Recogo los vidrios. Pongo
la música a reproducirse y empiezo a bailar con Francelys. Mientras bailo, bebo
y mientras bebo fumo. Bailábamos y nos besábamos. Yo estaba sin camisa y ella
en camiseta. Había una conexión magnifica, química, “feeling”, que se yo.
Después
del incidente parecen estar más relajados, tranquilos. Francelys se sentó un
mueble y hablaba con Alexander. Mientras yo bailaba con Andreina, “Vaca” estaba
en el otro mueble con Carla, besándose, parecía más bien tragándose. Dejo de
bailar y Alexander me llama y me dice:
-Mira, ella que se quiere
ir.
-¿quién?- Pregunto
-Francelys.
La miro y le pregunto:
-¿Te quieres ir?
-Sí.
-¿A dónde te quieres ir?-
pregunto nuevamente.
-A mi casa.
Como tenía que conseguir
convencerla de quedarse seguí con mi interrogatorio buscando un declive, una
abertura para entrar, un fallo, una equivocación, una oportunidad de
persuadirla. Le pregunté con su misma respuesta:
-¿A tu casa?
-Sí, tengo sueño.- Y me dije
a mí mismo, Lo tengo y respondí:
-Aquí hay una cama donde
puedes dormir, con aire acondicionado.
-No tranqui.- la interrumpí
y le dije:
-Vente yo te cargo.
La cargué, La lleve al cuarto y la acosté. Prendí el
aire, la miré y le pregunté:
-¿Estás cómoda?-
-si- Respondió cerrando los
ojos.
Salgo del cuarto y encuentro a cada quién con su pareja.
Alexander y Andreina; “Vaca” y Carla. Pero ¿a dónde se metió Angélica? Tengo rato que no la veo, no le doy mucha
importancia y regreso al cuarto. Me acuesto al lado de Francelys y empiezo a
acariciarla. La beso y me pregunta:
-¿Por qué quieres besarme?
-Porque me gustas mucho,
desde que te vi.- quizás la típica labia, pero era la real. Además nunca falla.
La
sigo besando buscando que me responda, al hacerlo, la beso con más y más intensidad,
besos ardientes, besos fogosos, besos de deseo, deseo carnal. Quería comerme a
esa mujer. Entre caricias la ropa se fue deshaciendo y mientras más desnudo
estaba su cuerpo yo más la besaba. Dejaba caer como bombas en todo su
territorio besos explosivos, nocivos, corroyendo su ropa dejando la piel al
aire libre. Suspiraba cerca de su oído, ella me devolvía el favor con suaves
gemidos, cortos, lo suficiente para saber que quería ir más allá. Desabroché su
pantalón, me pasee por su vientre, por su pelvis, hasta llegar a sus partes.
Roce mi lengua, luego mis labios y empecé a darle placer. Yo estaba bajo las
sábanas y alguien abrió la puerta, yo no pude ver quiera era, pero escuché a
Francelys gritar:
-Cierren la puerta que me la
están cortando.
Me quité. Subí y la miré. Y me dijo:
-¿En qué estábamos? ¡Ah, sí!
Ya recuerdo- insinuando a que volviera a mi labor anterior. Le dije:
-Ahora no me vas a besar.
Y me
dio un beso con demasiado ímpetu que no dude volver a sus partes y darle
placer. Mientras seguía haciéndolo, ella se paró e hincó las rodillas en la
cama y las manos. (Posición perrito, en cuatro). Vaya trasero; liso, de piel
suave, redondo, tal y como me gustan a mí. Me gustan las mujeres de color.
Empezamos a hacer el amor durante unos 45 minutos. Luego, salimos del cuarto.
Estábamos beso y beso en frente de todos. Estaban todos en el salón. Me siento
y me fumo un cigarro. Angélica que tenía rato sin verla me dijo:
-Mi teléfono lo dejé en el
cuarto.
Al decirme eso, me levanté y caminé en dirección al
cuarto pero como tengo el cigarro en la mano me devuelvo. Y veo un pase de
manos con un objeto extraño y le digo:
-Tienes el teléfono en la
mano.
-No lo tengo. Anda a
buscarlo.
Voy a buscarlo. Si estaba el teléfono. Se lo devuelvo.
-Ya son las 11 de la mañana.- dice Alexander
–Vámonos-
Todos se paran y yo empiezo a arreglar la casa. Medio la
arreglo, me visto y salgo a montarme en el carro. Vamos a dejar a las mujeres
en sus casas. La primera fue Francelys. Vive en caja de agua, Guatire. Carla y
Andreina, Las Barrancas. Y por último llevamos a Angélica que vive en El Rodeo.
Cuando vamos de regreso, “Vaca” dice:
-Estás chamas están locas y
tu estás más loco Oliver, por regalarle el perfume.
-¿Qué? ¿Qué perfume?-
Pregunto confundido.
-El que se llevó la chama. Y
metió un poco de cosas debajo del carro, yo pensé que habías visto.
-¿Cómo voy a ver muchacho
gafo?- pregunté con rabia e ironía y agrego dirigiéndome a Alexander.-
-Vamos para la casa rápido.
Llegamos.
Reviso mi estante y me doy cuenta que me falta la “Acqua Di Gio” un perfume.
Despido en la puerta a Alexander y a “Vaca”. Empiezo a limpiar la casa.
Mientras limpio me doy cuenta que me faltaban 3 pares de zapatos de la
mercancía para vender y mi Ipod. Contrariado por la mala intención de las personas
me molesto conmigo mismo. Y pienso en el bumerang de la vida, lo que siembras
cosechas, lo que va viene. Y también, me doy cuenta que la vida es como una
montaña rusa, en la mañana estuve bien, luego molesto, pasé a estar bajo
éxtasis total y ahora con dolor de cabeza por el disgusto que he agarrado. Me
vieron cara de pendejo, mientras yo estaba creyendo que era mi día por otro
lado me estaban montando en guiso.
Para los que quieren saber que pasó con Francelys, antes
de irse ella insistió en que anotara su número del celular, así lo hice. No
podía sacar de mi mente fotográfica aquellos momentos vividos, recordaba cada
caricia, cada frase, cada movimiento, cada palabra, cada gesto. Tengo que
llamarla. La llamé a horas de la noche, me contestó y pregunto quién hablaba.
Cuando dije que era yo trancó la llamada y más nunca me contestó. Ni un mensaje
me devolvió. Tuve que aprender a vivir el momento y desprenderme de mis
pensamientos. Como dicen, “A nada te acostumbres, para que nada te haga falta”